
Bragança es una ciudad tranquila, agradable. La primera gran ciudad que nace tras la sierra de la Culebra, mostrando un panorama cotidiano. Sus gentes todavía respiran esa sensación de campo, sensación tan entrañable como amigable. Quizá no sea una gran urbe, tiene poco más de 30.000 habitantes, pero lo cierto es que no hace falta buscar un lugar con extensos terrenos para descubrir que no se vive nada mal. Basta subir al castillo (o verlo incluso desde fuera de la ciudad) para darte cuenta que es un paraje alejado del bullicio de España que respira esa tranquilidad que sólo saben tener los portugueses. Força Bragança, para bien o para mal, ya eres mi segunda ciudad.
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